La situación que se vive en el territorio es consecuencia de un problema político del que no hemos podido hacernos cargo verdaderamente como país y que ni Piñera ni los sectores más conservadores de la NM han querido abordar.

Este es un conflicto que surge al tiempo que se funda Chile. A los pueblos los une y articula una cultura, una misma historia, una lengua propia y nacional, y por sobre todo, la voluntad de desarrollar una comunidad con visión común, es decir, una Nación. 

En este sentido, el Estado de Chile debe conformarse como un estado plurinacional y debe reconocer al pueblo mapuche y a los demás pueblos que viven en el país. El reconocimiento de los derechos políticos de estos pueblos y su derecho a la autodeterminación, es tomar una posición activa y determinada a poner fin al conflicto entre estos pueblos y el Estado.

Por eso, nuestra agenda tiene en el centro la descentralización, en términos de cesión de poder económico y político a los territorios para que tengamos márgenes de decisión en atención a nuestras particularidades y a nuestra diversidad.